"ONÍRICO by DIEGO SOUTO"
[Dan Chapman, visual artist & musician]
"Wow! I love this album. Exciting music. A brilliant cultural mix of two instruments rarely heard together, the perfect match made in music heaven. Have a listen. Judge for yourself. For me, The Stick and the Bandoneón are a cosmic fit.
My brother, Emmett played accordion in church as a child. When he became a young man, he started playing strings and put down his beloved accordion, but he never stopped searching for the expressiveness of chords and melody that he experienced with his first love as a child. As a result, a new instrument was born. The Stick. I can't describe the emotional full circle and cultural significance that Diego Souto creates here with this expressive collection of songs, combining the traditional with the new. Bellows, buttons and strings. Sensational. "
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"ONÍRICO, O LA NECESIDAD DE DORMIR CON UN OJO ABIERTO"
[Quique Quagliano, conductor del programa "Gigantes Gentiles"]
facebook.com/quique.quagliano
“Onírico”, el nuevo trabajo de Diego Souto, es técnicamente un disco impecable, no solo desde un sonido perfecto y contundente: las baterías de Marcelo Armani y Joaquin Franco, el omnipresente e indispensable bandoneón de Pablo Gignoli, la entrañable voz de Javier Mandatori y el despliegue monumental del propio Diego en stick, guitarra, melódica y sampler hacen que todo fluya con notable naturalidad, creando climas sugestivos por momentos, inquietantes en otros, maravillosamente atractivos siempre.
La referencia a Enter Sandman del título no es caprichosa: justamente el nuevo trabajo del stickista Diego Souto, “Onírico”, abre con el tema de Metallica pero en un modo bastante alejado de su crudeza original. Parece más bien centrarse en la posibilidad cierta de la pesadilla que se anticipa pero con los inquietantes modales de un Fripp que se contiene y no estalla.
El salto casi sin interrupción ni red a las antípodas se da inmediatamente con Violeta Parra, confirmando que en ocasiones los extremos se tocan: la crudeza anticipatoria de Maldigo el Alto Cielo de la chilena ayuda a definir, a dibujar el marco de este sueño teñido de dolores en cuerpo y alma. Es sin dudas un dolor recurrente, insistentemente ligado a terrenos más duros en los que el Hombre de Hierro en que se desangró Ozzi décadas atrás nos vuelve a recordar que si no hay amor habrá venganza. Todo relatado, claro, en modo "Souto-Onírico": lo estamos soñando, pero con un ojo abierto y entre sonidos reconocibles, como en un ritual.
Y así entre sueños, Diego Souto avanza en su derrotero y nos recuerda que si hubo un Hombre también hay una Doncella de Hierro: ella recorre oscuros sitios en la lejana Transylvania, terminando de definir el territorio.
Este entretejido parece ser el que sostiene el sueño que se va desgranando a lo largo de “Onírico”, entre la pesadilla inicial y el despertar en un día feriado, sin dudas un hecho imprescindible para no distraerse de la necesaria atención que merecerá tal aventura nocturna.
“Onírico”, un sueño penetrante, persistente, al que siempre se querrá volver, traído de la mano de un músico generoso llamado Diego Souto, stickista.
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"PRESENTACIÓN DE ONÍRICO"
[Erni Vidal, conductor del programa "La Progresión"]
facebook.com/laprogresion
En cuanto a música, este 2017 nos sale al encuentro con la buena nueva de la inminente edición de Onírico, el último disco del stickista argentino (Ramos Mejía, Buenos Aires) DIEGO SOUTO. De dilatada trayectoria y con más de 30 años en la ejecución del instrumento (Chapman Stick), Souto cuenta ya con diez discos editados en su haber; cinco en formato físico (CD), más otro tanto en ediciones virtuales, para download en Internet.
Onírico es una muy interesante paleta de climas, atmósferas y melodías que como ya es usual en el estilo del autor, mixturan aires de música ciudadana (tango), electrónica, loops y soundscapes de la Escuela Guitar Craft del maestro Robert Fripp, todo con bordes progresivos. Un trabajo experimental, moderno, bello en su crossover con la herencia ‘70s adquirida, tanto como con el filo y el sonido más power de lo actual.
Destaco la versión de Maldigo Del Alto Cielo, cueca de la gran autora chilena Violeta Parra, aquí en versión adaptada para instrumentación eléctrica, y la parte cantada a cargo de un vocalista masculino, lo que le imprime un color más particular aún.
Ya desde su introducción (el primer track, que lleva por nombre Enter Sandman) Souto pone sobre la mesa la intención que dominará todo el trabajo: Su disposición en este caso más como autor-compositor que instrumentista en sí, con muy buenas incursiones de otros instrumentos, como los samplers y la guitarra eléctrica, más generosas dosis de distorsión, todo muy bien llevado en cuanto a mezcla, los planos sonoros y el paneo del stereo, aprovechado de manera excelente a lo largo del disco completo.
La suite que da nombre al trabajo, dividida en siete partes, conduce al oyente a través de una delicia cuantizada por la precisión en los tempos (muy bien trabajadas las baterías, y la base rítmica en general), los ya tradicionales aires tangueros en la composición de Souto, cuajados por las líneas de bandoneón, y por supuesto, la belleza armónica y el sonido inconfundible del Stick. Un trabajo exquisito, que sabe moderar entre la potencia y la melancolía.
El line-up completo que participa en el disco es el siguiente:
Baterías: Marcelo Armani y Joaquin Franco / Bandoneón: Pablo Gignoli / Voz: Javier Mandatori / Más obviamente, el propio Diego Souto en Stick, Guitarra, Melódica y Sampler.
Onírico me atrevería a afirmar, citando las palabras del poeta León Benarós, sin duda tiene “vocación de clásico”. Tal lo sugirió para los relatos del gran escritor don Juan Draghi Lucero, lo cual no es para nada poco decir. Disfruten de este hermoso último álbum de Diego Souto, quien ya se ha afianzado como uno de los grandes stickistas y compositores de la escena de la música contemporánea argentina actual.